El Palomar. Empleados despedidos y vecinos preocupados por el futuro del barrio

El Palomar es un barrio, según dicen sus vecinos, que se enciende o se apaga según la actividad que tenga el aeropuerto. En 2018, cuando esa aeroestación dejó de ser solo una base militar y se transformó en la primera terminal para aerolíneas low cost de la Argentina, las inmediaciones del predio florecieron, tanto en infraestructura como en puestos de trabajo. Ahora que no hay un solo vuelo comercial operando en el lugar, los vecinos temen que la zona vuelva a decaer. El jueves habrá una marcha frente al predio para pedir que vuelvan a operar los vuelos comerciales.

Cristian Arias, de 28 años, conversaba junto a otros cuatro compañeros frente al portón principal del aeropuerto. A su alrededor tenían bolsos y mochilas, se estaban llevando todas sus pertenencias de los armarios que usaban cuando aún tenían trabajo. Todos se desempeñaban como personal de rampa de la empresa Jet Smart, es decir, eran los responsables en tierra de llevar al avión hasta el lugar donde finalmente se detiene.

Cinco ex empleados que perdieron su trabajo por el cese en la actividad de vuelos comerciales en el aeropuerto de El Palomar. / Foto: Gentileza LA NACION

“Tuvimos que tomar un retiro voluntario, no tuvimos muchas opciones. Nos quedamos todos sin trabajo por cuestiones políticas, sino no hay otros motivos para cerrarlo, este lugar es una mina de oro. Yo tenía mis proyectos, mi estudio, pero ahora no sé qué voy a hacer. Es posible que emigre a España para buscar otro trabajo como este, porque en la Argentina el rubro aeronáutico cada vez está más complicado”, se lamentaba Arias.

Él vive a 15 cuadras del aeropuerto. Además de estar preocupado por su situación personal, se pregunta si el barrio empezará a deteriorarse. “Esto fue una inyección de plata. Acá hace un tiempo te afanaban, estaba lleno de terrenos vacíos con el pasto crecido. Ahora nada que ver, cambió todo el barrio porque por acá circulaban miles de personas”, recordó.

A su lado estaba Juan Pablo Aguilera, de 27 años. Al igual que Arias, se quedó sin trabajo. Estaba preocupado; en línea con lo que dijo su compañero, señalaba que el mundo de la aeronáutica se está cerrando cada vez más. Afirmó que el trabajo de rampa en Ezeiza, que ahora es el único aeropuerto del Área Metropolitana de Buenos Aires en funcionamiento, está absolutamente monopolizado por la empresa Intercargo.

Al alejarse de la aeroestación, por la calle Itacambú los comerciantes y vecinos de la zona también vieron cómo la esperanza de que se reactive la actividad del aeropuerto por ahora quedó trunca.

Sol Pabón, de 20 años, atiende en una panadería Tutto Panne, un negocio familiar. En 2018, por el movimiento de pasajeros y empleados que generó el aeropuerto contrataron a dos cocineras. Empezaron a abrir más temprano, a cerrar más tarde, e incorporaron otras propuestas además de las facturas. Pero, ahora, el futuro de esas cocineras es incierto. Por la calle no circulaba hoy mucha gente: muy lejos quedó la imagen de 2018 o 2019, cuando pasaron por el aeropuerto 764.000 y 1.700.000 personas, respectivamente.

Sol Pabón, de 20 años, atiende en una panadería. Durante 2018 y 2019 contrataron a dos cocineras porque había aumentado la circulación de personas, pero ahora no sabe si podrán conservar esos empleos / Foto: Gentileza LA NACION

“Agregamos comidas, hicimos un menú para el mediodía para los empleados del aeropuerto, extendimos el horario de atención, contratamos gente, el barrio cambió para bien. Pero veremos cómo sigue, ahora obviamente no es lo mismo y no sé si el aeropuerto va a volver a operar. Hasta un señor que vivía en la calle y siempre me pedía comida, empezó a cuidar coches, entonces empezó a venir y estaba muy contento de poder pagar. Ahora el señor no está más, no sé qué será de él”, relató Pabón.

Otro de los beneficios que generó la terminal aérea es que muchos viajaron por primera vez en avión, no solo porque los pasajes eran más económicos, sino porque además no tenían que ir hasta Ezeiza, como sí lo tendrían que hacer ahora si quisieran tomar un vuelo.

 

Fuente: LA NACION

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