(EDITORIAL) Asistimos a otra burda malversación de la historia

POR ARTURO LARRABURE­

­­En una irracional apología de la sangrienta militancia del terrorismo guerrillero, y una muy grave malversación de la historia, el concejal de la Rioja Nelson Johannesen ha calificado a los guerrilleros de “soldados de la patria que se la jugaron por el exterminio sistemático que recibían las fuerzas políticas que pensaban distinto a la dictadura militar”.

Es penoso que quien ejerce un cargo público no tenga cuanto menos la prudencia y honestidad intelectual de leer la sentencia a los comandantes, donde la Cámara Federal dijo:­

“También está fuera de discusión que a partir de la década de 1970 el terrorismo se agudizó en forma gravísima, lo que se manifestó a través de los métodos empleados por los insurgentes; por su cantidad; por su estructura militar; por su capacidad ofensiva; por su poder de fuego; por los recursos económicos con que contaban provenientes de la comisión de robos, secuestros extorsivos y variada gama de delitos económicos; por su infraestructura operativa y de comunicaciones; la organización celular que adoptaron como modo de lograr la impunidad; por el uso de la sorpresa en los atentados irracionalmente indiscriminados; la capacidad para interceptar medios masivos de comunicación; tomar dependencias policiales y asaltar unidades militares.

En suma, se tiene por acreditado que la subversión terrorista puso una condición sin la cual los hechos que hoy son objeto de juzgamiento posiblemente no se hubieran producido”.­

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AGRESION A TODOS­

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Además, el Tribunal también admite que esos episodios constituyeron “una agresión contra la sociedad argentina y el Estado, emprendida sin derecho, y que éste debía reaccionar para evitar que su crecimiento pusiera en peligro la estabilidad de las instituciones asentadas en una filosofía cuya síntesis, imposible de mejorar, se halla expuesta en la Constitución Nacional”.

Es más, dejó bien en claro que la inmensa mayoría de los actos terroristas que asolaron a Argentina ocurrieron antes del 24 de marzo de 1976.

Así consta en el Capítulo I (Cuestiones de hecho Nros. 1 y 2), donde se lee:­

“e)…La actividad a que se hace referencia se desarrolló con intensidad, progresiva y alcanzó su momento culminante a mediados de la década ya que las bandas existentes, dotadas de un número creciente de efectivos, de mejor organización y mayores recursos financieros, multiplicaron su accionar y produjeron, en el lapso posterior a la instauración del gobierno constitucional, la mayor parte de los hechos delictivos registrados estadísticamente para todo el período analizado.­

Esta circunstancia puede comprobarse cuantitativamente teniendo en cuenta que:­

a) De los 138 delitos contra civiles de los que da cuenta el informe de Policía Federal (fs. 321/353 del cuaderno de prueba de Videla), 62 se cometieron durante los años 1974 y 1975.­

b) De los 21.642 hechos terroristas que computa para toda la década el Estado Mayor General del Ejército (fs. 318/323 del cuaderno de prueba de Viola), 6762 sucedieron entre 1974 y 1975.­

c) Los ataques organizados contra unidades militares de mayor envergadura, por la importancia de los objetivos y por el despliegue logístico y de combate que supusieron, también corresponden a esta época, que se vio conmocionada por los copamientos del Regimiento X de Caballería blindada de la Ciudad de Azul, la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María, el Batallón Depósitos de Arsenales 121 Fray Luis Beltrán de Rosario, los intentos de copamiento al Regimiento de infantería de Monte en la Prov.de Formosa, y al Batallón Depósito de Arsenales 601 Domingo Viejo Bueno en Monte Chingólo, y los atentados con explosivos contra la Fragata Misilística Santísima Trinidad, ocurrido en la Base Naval Río Santiago, y contra un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina, ocurrido en el Aeropuerto Benjamín Matienzo de la Provincia de Tucumán” (según consignan los informes citados y la publicación oficial El Terrorismo en la Argentina).­

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PREGUNTAS­

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Cabe preguntar al concejal Johannesen cuál era la dictadura militar existente el 25 de septiembre 1973 cuando sus idolatrados montoneros asesinaron a José Ignacio Rucci, dos días después de que Perón ganara las elecciones por el 62 % de los votos.­

¿Qué dictadura imperaba en el país el 5 de octubre de 1975 cuando Montoneros atacó el regimiento de Formosa asesinando vilmente a los soldados?

¿Qué gobierno de facto existía cuando en agosto de 1974 el ERP atacó la fábrica militar de Villa María secuestrando a mi padre, para luego de 372 días de inhumano cautiverio asesinarlo?­

Basta de la teoría de los dos demonios, dice Ud, concejal. Coincido, basta, porque ella no es criticable por amplia, sino por exigua. El demonio de la violencia no es solamente imputable a guerrilleros y militares. Las lógicas violentas fueron también predicadas por políticos y educadores que de nada se han arrepentido.­

La mejor muestra es su discurso, reflejo de que nada ha aprendido después de tanto dolor.­

Mi padre, el Cnel Argentino del Valle Larrabure murió sin quebrarse, fiel a su Dios, su patria y su ejército.

¿Qué fue del ideal, le pregunto, de los que quisieron reemplazar la república por un régimen marxista?

¿Han condenado acaso los hechos de corrupción que avergüenzan a Argentina?

¿Han repatriado los millones de dólares obtenidos mediante secuestros, destinándolos a la construcción de hospitales o a combatir la pobreza?

En un dorado exilio disfrutan de los beneficios de un manto de impunidad al que, confío, la justicia ponga fin considerando sus crímenes de lesa humanidad.­

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