Coronavirus: No pasa nada, es mentira…¿seguros?


Hace unas semanas tuve un sueño donde miraba una foto mía, de adolescente, y en voz alta me decía: “tranquila, esto también pasará.”

Creo que trataba de decirme que todo en la vida pasa, que siempre al final del túnel llegará una luz, y que tenemos que mantenernos lo suficientemente calmos para atravesar ese momento de gran oscuridad donde no se ve nada.

Este parecería ser uno de esos momentos. El mundo entero está luchando contra un enemigo poderoso y necesitamos estar más tranquilos, más fuertes y más unidos que nunca.

Qué desafío, no decaer, no desesperar, sino respirar estoicamente en la gran incertidumbre de qué nos depara el mañana.

Nos agobia no saber qué hacer, sentir la impotencia y el descontrol frente a algo que no depende de nosotros, aunque un poco sí.

Entonces, lo primero para sentir calma es comprender que depende de cada uno de nosotros en nuestro comportamiento individual, que todos podamos atravesar este momento de una mejor manera.

Nuestra responsabilidad individual, enfocada ahora en pequeños actos cotidianos, hará que luego lo macro se sobrelleve mejor.

Quizás entonces sea nuestro tiempo de aprender como ser humanos que somos un todo, que yo es el otro, que el otro soy yo, que todos somos uno y que si yo no me cuido o no me respeto, mal puedo cuidar o respetar a un otro.

Quedarnos en casa, cuidar nuestra higiene, cuidar nuestra alimentación, lo que nos nutre, lo que nos hace bien, es entonces hacerlo también para el otro. Sin los otros, no somos.

Propongo entonces tratar de hacer brillar nuestras luces, lo que nos hace únicos, nuestro arte, el amor que ponemos en las cosas y en las ideas, lo que vinimos a dar al mundo, y darlo, ofrecerlo, compartirlo con los otros.

Podemos quedarnos en casa pero sin estar encerrados. El encierro es imaginario.

Es allí, en la imaginación y en la expresión, donde debemos enfocarnos y abrir esas puertas al mundo. En la virtualidad de las pantallas, por ahora, es donde podremos conectarnos y encontrarnos. Sabiendo que somos una sola alma, que lo único que nos hará vivir es el amor, y que si queremos, podemos cambiar este mundo que hemos hecho.

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